miércoles, 14 de julio de 2010

Dar vuelta esa página...

Lucy adoraba cómo la luz de las farolas hacía brillar las infinitas gotitas de agua de la fuente. Le adoraba ver cómo el agua adoptaba distintos colores, y a veces se ponía roja, y a veces verde, y a veces dorada. Durante las noches de verano siempre intentaba pasear por aquel parque, para, con las manos en los bolsillos, detenerse, observar y disfrutar. ¡Oh, cómo adoraba aquel espectáculo de luces!
En algún lugar cercano, pero que no pudo adivinar, comenzó a sonar la suave melodía de un piano. Y Lucy se perdió en la infinita noche, a medida que la melodía avanzaba, y la gente, a su alrededor, pasaba.
De pronto, sintió que Ignacio había llegado y cruzaba sus manos por sus caderas y le abrazaba. Sintió su rostro aparecer junto a su rostro, y sintió cómo su boca le rozaba la mejilla en un beso.
Ella apuntó las luces y la fuente. Y de reojo observó cómo él sonrió, sin decir una palabra.
Se quedaron ahí un momento. Lucy cerró los ojos e Ignacio la abrazó con más fuerza. El momento pareció mucho más que un momento, y la luna detuvo el tiempo, y el piano elevó sus melodías a la noche, y las estrellas comenzaron a reír. Lucy escuchó sus corazones latiendo al unísono, y de pronto la fuente y los colores habían desaparecido, y ahí estaba Ignacio, y ahí estaba él con ella.
Hay momentos en los que el tiempo se detiene y queda suspendido en el aire; y los sonidos se detienen, y las luces se detienen, mucho más que un instante. Hasta que el tiempo comienza a correr de nuevo, y todo ha terminado, y el instante se desvanece.
Lucy abrió los ojos. Con las manos en los bolsillos, comprendió que estaba sola, que él no regresaría. Y pasó por su mente y encontró aquel rincón en donde le había dejado, donde guardaba los momentos que no olvidaba. Colocó allí aquella noche de paseo, e intentó dar vuelta la página.
Luego suspiró. Y luego observó un momento más las luces y cómo se mezclaban con la suave melodía del piano y la noche, y, finalmente, con un aire triste, echó a andar hacia su casa.

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